parado al final del muelle,
donde empieza lo profundo;
donde la muerte muere.
Te pensé mujer, te pensé hombre,
sellé contigo mi corazón,
compartimos la decisión;
pues fuerte como la muerte
era nuestro amor.
Y lo dulce se vuelve amargo,
así como cuando el río
disolviéndose llora;
mar salada de amargura
abismo de soledad.
Te amo.
Mi trabajo era para ti.
Hasta con mi último
hilo de sangre, tu nombre
quería escribir.
AmmelRodrigo.